Mi pequeño Trasto está a punto de cumplir 3 años y aunque hasta este momento hemos estado disfrutando de las ventajas del colecho creo que el momento de pasarlo a su propia cama para niños está cerca.
Los hijos crecen casi sin que nos demos cuenta. Tenemos un bebé en brazos y de pronto estamos preparando el paso a su habitación, porque aunque aún es pronto para que se independice ¡ya si que va reclamando su propio espacio!
Y en esa situación nos encontramos. Pensando cómo pasar a mi hijo a su habitación y buscando qué tipo de cama para niños sería más adecuada para él. ¡Porque no todas las camas son iguales! ¿Quieres conocer todos los tipos de camas infantiles que podemos encontrar? Quédate y lo vemos.
El paso de la cuna (o el colecho) a su propia cama
Una de las cuestiones que más dudas genera en los padres es saber identificar cuál es la edad más adecuada para que los niños pasen de la cuna a su cama.
Creo que no hay una única respuesta correcta a esta pregunta. No se debe afirmar que los 12 meses, los 24 o los 3 años sea la edad perfecta para pasar a dormir solitos. Esto dependerá de muchos factores y el momento adecuado vendrá marcado por el propio desarrollo del niño.
A veces el paso de la cuna a la cama se hace porque se necesita la cuna para un nuevo bebé y el niño debe asumir la llegada del hermanito estrenando su cama de «mayor». Otras veces son los padres los que deciden cuando ha llegado ese momento. O puede ser el mismo niño el que reclama su propio espacio. Sea como sea el paso de la cuna o de la cama de los padres a su propia camita siempre representa un cambio importante en la rutina familiar.
Mamá, ¡quiero una camita!
Ya sabéis que nosotros hemos practicado el colecho con nuestros dos hijos. Con Trasto, el pequeño, ni siquiera llegamos a montar su cuna. Durmió en nuestra cama casi desde el primer momento. Y lo hemos disfrutado mucho. Dormir acurrucada a su pequeño cuerpecito es una sensación maravillosa. No tenerme que levantar de la cama para darle el pecho nos ha facilitado mucho la vida, el descanso nocturno y el mantenimiento de la lactancia materna prolongada.
El colecho también tiene sus inconvenientes: patadas, intentos de escapismo nocturno o el acabar durmiendo en un rincón porque aunque sean pequeños parece que necesitan toda la cama para ellos
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