Elegir la pintura y los muebles de la habitación del bebé supone mucho más que decantarse entre el tradicional rosa o azul. El color es un elemento que nos afecta a todos, grandes y pequeños. Por eso es importante que sepas cuál escoger para las diferentes estancias según quieras que sea un área de juego más divertida o un espacio de tranquilidad y relax.
Aquí te mostramos cómo puede afectar la psicología del color a tus hijos según los tonos que elijas para la decoración de su cuarto. Empieza por descubrir cómo influye su ‘temperatura’, un concepto que nació en el siglo XVIII y que diferencia entre los cálidos y los fríos. Cada uno provoca sensaciones distintas en quien los contempla, lo que nos permite jugar con ellos para lograr nuestro objetivo en cada espacio de la casa.
1. Colores cálidos
Son muy útiles para estimular a los niños, pero hay que tener la precaución de no abusar de ellos ni colocarlos en la parte en la que duermen, ya que no invitan a relajarse.
Rojo
La psicología del color no recomienda el uso del rojo como base para la habitación del bebé. Está asociado con la energía, y hasta con la agresividad, por lo que no debería estar cerca de la zona de descanso. Incluso es objeto de estudio en cuanto a su influencia en el bajo rendimiento académico de los niños. Si quieres utilizarlo, limítate a poner algunos detalles con el objeto de dar un acento de calidez a la estancia.
Naranja
Al igual que sucede con el resto de los colores cálidos, es mejor emplearlo con moderación. Este invita a la comunicación con los demás, a hablar con otros de forma cómoda y amigable. Si quieres poner el naranja más fuerte y brillante, opta por la decoración de pequeños espacios o úsalo en accesorios. Pero también tienes la opción de bajar su intensidad para convertirlo en un calmante tono melocotón.
Amarillo
El amarillo es alegre y vivo, y dará luminosidad al cuarto del bebé. En exceso puede agitar al niño e incluso provocar la ira, sobre todo en los tonos intensos. Cuando se elige uno más suave y sutil, o solo se aplica en pinceladas decorativas, se convierte en un aliado para la concentración y para estimular la memoria.
2. Colores fríos
Los fríos están entre los favoritos para las habitaciones infantiles, dado que inspiran sosiego y crean amplitud en las estancias.
Azul
Es lo contrario al rojo. Tiene un efecto relajante y tranquilizador, por lo que es muy utilizado en dormitorios en general y en el de los niños en particular. Por la misma razón, es igualmente aconsejable para usar en un rincón de la calma, ya que reduce la agresividad y la irritación. Sin embargo, hay que elegir bien el tono, porque los muy oscuros o tendentes al gris pueden provocar tristeza y melancolía.
También hay que tener en cuenta que resulta refrescante, por lo que será bienvenido en zonas más cálidas, pero no tanto en áreas frías, porque promoverá esta sensación.
Verde
Equilibrio, armonía y naturaleza. Estas son algunas de las notas características del verde. También se asocia al chakra del corazón, que representa el amor, la compasión y la bondad. Es una buena opción para decorar la habitación del bebé si, además, quieres huir del estereotipo que adjudica el azul a los niños y el rosa a las niñas.
En la psicología del color se le atribuye un poder relajante. Además, se considera que puede potenciar la concentración e, incluso, aumentar la capacidad de lectura.
Morado
Se asocia con el poder, la espiritualidad y el saber. Los tonos más fuertes resultan demasiado impactantes, pero, si rebajas el pigmento con blanco conseguirás lilas y lavandas que transmiten calma y serenidad. A menudo se recurre a ellos en el cuarto de las niñas, en lugar del tradicional rosa.
3. Neutros
Blanco
A la hora de decorar la habitación del bebé a menudo se piensa en el blanco, pues está asociado a la pureza. Pero, según la psicología del color, apostar él en toda la estancia tampoco resulta una buena idea, porque resultará aburrido a los ojos del pequeño.
Evita pintar las paredes así al completo y pon toques de tonos, fríos o cálidos no muy estridentes, que estimulen al niño y llamen su atención. El blanco es una buena opción para escoger el mobiliario y jugar con colores suaves en las paredes. Además, así evitarás las manchas y los roces que se suelen producir en las paredes blancas.
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