Las alfombras aportan calidez, ayudan a delimitar espacios y crean atmósferas muy acogedoras. Visten con elegancia cualquier estancia y aíslan térmicamente. Además, son un complemento decorativo imprescindible para enriquecer el estilo de cualquier estancia, ya sea el salón, el dormitorio, el comedor o incluso las zonas exteriores de tu hogar.
Las alfombras aportan calidez, delimitan espacios y son aislantes.
En la imagen: Alfombra Kilim Powder.
Decide un tamaño
Al elegir tu alfombra, tienes que tener en cuenta que una demasiado grande dará sensación de que la estancia es muy pequeña. Por el contrario, si es muy pequeña, lo que conseguirás es que se acorten los espacios. Una buena opción para decidir el tamaño es delimitar con cinta de carrocero el espacio en el que quieres colocar la alfombra. Así te harás una idea y te ayudará a elegir el tamaño ideal. En cualquier caso, debes tener en cuenta la apertura de las puertas de la estancia para que no dificulte su apertura.
Ten en cuenta el tamaño de la alfombra y el de la habitación y sobre todo atento a la apertura de las puertas.
En la imagen: Alfombra Al Andalus garbanzo y gris.
Para la zona del comedor, lo ideal es que elijas una de gran tamaño, considerando el espacio al que se sitúa la silla cuando nos levantamos o sentamos en la mesa (así evitarás también rallar el suelo con las patas de las sillas).
Con una alfombra grande cubrirás toda la zona de la mesa de comedor y las sillas.
En la imagen: Alfombra Cebra Garbanzo.
En el salón, deberás tener en cuenta las dimensiones del sofá y la alfombra debe sobresalir unos 20 o 30 centímetros por cada lado. Si las butacas, sillones o sofás van apoyados contra la pared, sus patas delanteras deben quedar encima de la alfombra. Y si la zona de estar queda en medio del salón, las patas de todos los elementos deben quedar encima de la alfombra.
Las patas delanteras del sofá siempre deben quedar por encima de la alfombra.
En la imagen: Alfombra Lunares.
En el dormitorio tienes dos opciones: una alfombra que cubra la extensión de la cama y el ancho de las mesillas, sobresaliendo un poco por cada lado; o dos alfombras a ambos lados de la cama y una a los pies, por ejemplo (esta es la opción más habitual). Lo importante en el dormitorio es que la pisada sea confortable y cómoda, además de suave y cálida.
En el dormitorio puedes poner una a cada lado de la cama y otra a los pies.
En la imagen: Dormitorio colonial Hilton.
Es muy habitual también colocar alfombras en el pasillo. Lo ideal es elegirlas rectangulares y alargadas. Si el pasillo es demasiado largo, coloca varias seguidas, separadas por unos 15 centímetros de cada pared y conseguirás que no parezca un túnel. Si pones una alfombra en el pasillo, evita aparadores o consolas que lo único que harán será restarle efecto a la alfombra.
En el pasillo evita aparadores o consolas sobre la alfombra que disminuyan su efecto.
En la imagen: Alfombra de lana Astro.
Selecciona el material
Hay alfombras de muchos tipos de materiales y tejidos: algodón, lana, materiales sintéticos, fibras naturales… Todo dependerá de la estancia y del estilo que más te guste.
Hay muchos materiales para la alfombra de tu casa: todo dependerá del estilo que quieras.
En la imagen: Alfombra Tropical.
Las alfombras de lana son de las más habituales. Se trata de un tejido suave, muy duraderas y sencillas de limpiar. Por eso, este tipo de alfombras son perfectas para zonas de mucho tránsito, como la zona de entrada, el pasillo o el salón.
Las alfombras de lana son perfectas para espacios con mucho tránsito.
En la imagen: Alfombra Riaz Azul.
Las de algodón son ideales para el dormitorio por la suavidad que ofrecen en la pisada. Aportan muchísima calidez, son las más confortables y muy fáciles de limpiar, lo que las hace ideales para la habitación de los niños también.
Las alfombras de algodón son perfectas para espacios en los que quieras una pisada cálida y confortable.
En la imagen: Alfombra Loom Stich rosa.
Las alfombras de fibras naturales son otra opción muy resistente y más económica que las de lana. Aportan un tono neutro a espacios coloridos y añaden contraste y calidez a cualquier estancia. Además impregnan cualquier estancia de un toque colonial y exótico que además puede combinarse con otros estilos. Lo único que debes tener en cuenta con una alfombra de ratán o yute es que no debes mojarlas, ya que pueden estropearse.
Las alfombras de fibras naturales son perfectas para crear contrastes y espacios cálidos.
En la imagen: Alfombra Doc yute color natural.
Otra opción, especial para espacios que destilan elegancia y sofisticación, son las alfombras de piel natural. Son elementos que enriquecen la decoración de cualquier estancia, ya que transforman cualquier espacio, confiriéndole un toque rústico y personal.
Las de piel son ideales para espacios con personalidad y elegancia.
En la imagen: Alfombra rectangular de piel multicolor Alejandra.
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