Colores para pintar paredes según la Psicología del color 4.1 (82.55%) 55 votes (82.55%)votes
Los colores son una representación visual de la vida misma. A lo largo de la historia de la humanidad han servido para identificar a deidades, la suerte, el bien y el mal, la vida y la muerte…
Los colores tienen una influencia demostrada sobre nuestro estado de ánimo; nos transmiten información y nos generan sensaciones. Y sin embargo, los colores no existen más allá de nuestra percepción óptica. ¿No es asombroso? Lo es, tanto que célebres filósofos y científicos como Aristóteles, Goethe o Newton ya reflexionaron sobre sus efectos y trazaron la teoría de la psicología del color.
Más recientemente, la socióloga y psicóloga alemana Eva Haller, llevó a cabo una investigación titulada “Psicología del Color. Cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón” en la que pone de manifiesto que la interacción de los colores con los sentimientos de las personas no es casual, y que un mismo color puede tener incluso significados contradictorios. Así, nos puede apetecer un color más que otro en función de nuestro estado de ánimo y del contexto, un factor primordial ya que no valoramos igual los colores aplicados en la ropa que los colores para pintar paredes. De modo que si estás pensando en pintar tu piso en Tarragona presta atención a la psicología del color.
Azul: es uno de los colores favoritos por la mayoría de las personas. Es el color de la simpatía, de la armonía y de la felicidad, del cielo, de la eternidad y de lo divino. Y todo ello a pesar de ser el color más frío. Además, no comemos ni bebemos prácticamente nada azul, por lo que es un color básicamente asociado a sentimientos, todos positivos.
Rojo: es el color de todas las pasiones, las positivas y las negativas. El color del amor y de la sangre, de la diversión y del peligro. Tiene una fuerza natural capaz de alterar nuestro sistema nervioso por lo que no es muy recomendable usarlo en dormitorios o espacios donde queremos fomentar el descanso. Es un buen color para utilizar en complementos decorativos o para pintar pequeñas superficies de pared que hagan de contraste con el resto.
Amarillo: es el color del sol, de la luz y del oro. Es el representante del optimismo, del intelecto y de la alegría pero también el de los celos y el del veneno de muchos animales. Es un color refrescante y al igual que el rojo, excitante para el sistema nervioso por lo que no se recomienda aplicar en dormitorios, sin embargo es un buen color para tener en la cocina o en el baño.
Verde: es el color de la naturaleza por excelencia, el representante de la vida, de todo lo que crece, de la salud y de la esperanza. Pero también de la podredumbre y del enfado: “me pones verde” o “vas a hacer que salgan canas verdes”. Es uno de los colores más equilibrados. Es ideal para lugares donde necesitamos la concentración, como oficinas, salones o cocinas.
Negro: es el color de la muerte, de la violencia, de lo oculto y del pesimismo; ‘veo su futuro muy negro’, pero también de la elegancia y el preferido de muchos diseñadores. Sólo es recomendable usar el negro en combinación con otros colores para paredes y con mucha moderación.
Blanco: es todo lo contrario al negro. Es el color más puro, más espiritual más inocente y pacífico, es la suma de todos los colores de la luz. Un clásico para no arriesgar con otros colores para pintar paredes. Una apuesta siempre acertada y válida para cualquier espacio.
Naranja: es un color divertido, cálido, agridulce, exótico, muy vinculado con el budismo y a menudo, subestimado. Un color con muy poca gradación ya que lo percibimos menos de lo que realmente existe al confundirlo con tonos rojizos; ‘este hierro está al rojo vivo’ y en realidad es naranja. Ideal para pintar comedores y cocinas o espacios con mucha luz.
Lila: es un color asociado a la feminidad y a la espiritualidad. Es el color de la teología, de la magia y el esoterismo, de la vanidad y la intimidad. Tiene efectos calmantes y un punto de misterio, por eso, es ideal para baños y dormitorios en los que queramos crear un santuario libre de estrés.
Rosa: asociado a lo coqueto, a lo femenino, dulce y amoroso. No es un color que represente las fuerzas de la naturaleza si no todo lo tierno y suave. Es ideal para espacios femeninos e infantiles, independientemente de que la criatura sea niño o niña. Se ha puesto de moda en decoración de interiores puesto que tiene una gran paleta de tonalidades.
Marrón: es un color poco preciado pero está en todas partes, es acogedor y natural como la vida misma. Está asociado a la estabilidad y a la seguridad pero también a lo feo y vulgar, aunque es el color del rico chocolate. Es ideal para utilizar en salones y debido a su neutralidad, es combinable con casi cualquier color.
Gris: es el color de la melancolía, de lo aburrido y triste. Sin embargo es un color muy neutral, que también puede evocar equilibrio y sofisticación, según la tonalidad y la combinación de colores para paredes. Ideal para oficinas e interiores del hogar combinados con otros colores más alegres.
Foto 1: Pinterest
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